sábado, 21 de septiembre de 2013

La independencia de México según Jorge Ibargüengoitia

      Autor: Jorge Ibargüengoitia
Título:  Los pasos de López
Editorial: RBA
Año: 2011 (primera edición en 1982)
  
 
  
   Leo en una edición reciente la novela Los pasos de López del escritor mexicano Jorge Ibargüengoitia.  Nos encontramos precisamente celebrando el bicentenario del comienzo de los procesos revolucionarios que dieron lugar a la independencia de las antiguas colonias españolas de América y que cerraron algo más de tres siglos de dominación española en aquel continente, un período tan interesante como generalmente poco conocido.  
    Se trata de una novela histórica que recrea los primeros momentos de la revolución mexicana, protagonizados por un puñado de personajes liderados por el cura Periñón (el nombre del personaje histórico es Miguel Hidalgo).  Nos cuenta cómo constituyen una sociedad secreta, cómo preparan un levantamiento y viven una serie de situaciones que los llevan casi a la conquista de la misma ciudad de México y a cometer varios errores que les harán perder una batalla decisiva y ser finalmente, salvo el narrador, capturados.
    Estamos ante una obra sintética y concisa que toca de soslayo algunos temas necesarios para la contextualización de la trama, pero sin entrar a fondo en su desarrollo.  Tampoco es su intención reproducir debates de tipo ideológico.  Se ciñe a los hechos y los presenta con una técnica basada en la abundancia de diálogo, la frase breve y un tono irónico  con momentos de sátira esperpéntica en la manera de contar los hechos y en el nombre escogido para los personajes.  Un asunto tan proclive a ser tratado con una perspectiva épica es, sin embargo, rebajado a un tono que, en ocasiones, cualquier lector aficionado a la literatura hispanoamericana reconocerá como propio del subgénero de novelas de dictador, en particular las escritas por Valle Inclán, Asturias, Roa Bastos y García Márquez.
    El estilo huye de lo poético, aunque encuentre momentos para breves notas descriptivas del paisaje y de los amaneceres.  La frase breve, a menudo mal puntuada -quizás a propósito-, dota al texto de un carácter impresionista e inconexo acorde seguramente con el tono y la intención.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Y ya que de independencia hablamos podemos recomendar, entre otras, dos novelas -de tono e intención muy distintas a la anterior- que no suelen aparecer cuando se hace un canon de la literatura hispanoamericana: Los de abajo (1916), de Mariano Azuela, que aborda también la revolución mexicana, y  Boves, el Urogallo (1980), del venezolano Luis Herrera Luque, centrada en la figura de un caudillo realista.  Aquí os dejo información sobre estas dos obras:
 
 
http://www.biblioteca.org.ar/libros/142337.pdf  (texto en línea de Los de abajo)
 
 

viernes, 6 de septiembre de 2013

Notas de literatura asiática

  Autor: Mo Yan               Autora: Anuradha Roy
  Título: Rana        Título: Atlas de una añoranza imposible
  Editorial: Kailas             Editorial: Letras de Bolsillo
  Año: 2013                      Año: 2013

  He leído en los últimos meses dos novelas de autores asiáticos que nos proponen sendas historias de gran fuerza dramática a las que dan vida personajes  inquietantes sometidos a problemas y dilemas de carácter tanto ético como existencial.  Se trata de Rana, del nobel chino Mo Yan, y Atlas de una añoranza imposible, de la narradora india Anuradha Roy. 
   Si las queremos relacionar no encontraremos muchos puntos en contacto, salvo el leve color local que poseen (sobre todo la de Mo Yan) y la propuesta, como  decíamos arriba, de un debate ético, por lo demás diferente en cada una.  Diremos que Rana se vuelca algo más al exterior, a la descripción de la realidad china de la segunda mitad del siglo XX y comienzos del XXI -pero no por ello es menos importante en ella la tensión individual que sufren algunos personajes-.  Por su parte, la obra de Roy es más intimista, poética y existencial -pero no dejan de aparecer elementos de una sociedad dividida en castas, religiones y lenguas-.
   Rana nos cuenta la historia de una ginecóloga y matrona china, cuya función de ayudar a traer niños al mundo se ve repentinamente cambiada y vuelta del revés, hasta llegar a ser la campeona de la imposición de las esterilizaciones e incluso del aborto, todo ello debido a la política estatal del hijo único.  La historia está contada por su sobrino, lo cual provoca que nunca podamos meternos en el interior de la mujer, con  sus sentimientos y su dilema entre sus convicciones personales y la política del Partido.  La elección de un narrador distinto al personaje que podríamos considerar protagonista dota a la obra de un cierto objetivismo distanciado, buscado obviamente por el autor, y le da unos tintes próximos al documental.  Con todo, hay momentos de enorme intensidad, sobre todo cuando la protagonista persigue a la primera mujer del narrador porque está embarazada y debe someterse a un aborto, que termina también con la muerte de la propia mujer.  La obra nos deja finalmente una visión documental y levemente distanciada, pero que no rehúye el dramatismo y la tragedia, de la sociedad china de la Revolución Cultural y de la política de planificación familiar.  Vemos la rigidez y la jerarquía social, el poder tremendo de los funcionarios y su control sobre la población y asistimos también, aunque de manera algo velada, a las contradicciones de los personajes, a su continuo estar en el fiel de la balanza entre sus sentimientos personales y las directrices políticas que el estado les obliga a aplicar contra su voluntad.
   Atlas de una añoranza imposible nos muestra también una sociedad jerarquizada, que incluye la historia algo tópica del chico de casta inferior que se ve encumbrado por encima de la clase acomodada de la familia que lo había acogido de pequeño.  Traza un panorama de diferentes castas, religiones y nacionalidades, pues aborda un período histórico con presencia todavía de británicos en la India.  El dilema aquí está en elegir entre el dinero y el cariño a la familia adoptiva, cuando el protagonista, empleado próspero de una inmobiliaria, debe desalojar a su antiguo protector y a su hija de la casa familiar.  Pero esta novela tiene otros elementos, tanto o más poderosos que esos y que al lector de novelas quizá le gusten más: se trata sobre todo de la peripecia de Mukunda, de clara raigambre existencial, su progresivo enriquecimiento que no evita esa náusea vital producida por lo que le falta: el afecto, el verdadero amor que siente por Bakul -la hija de quien lo había acogido- y que siendo mutuo no acaba de sustanciarse del todo hasta el final.  Todo esto que estoy exponiendo, y que a mi juicio es lo más interesante, también estéticamente, del libro, se concentra en la tercera parte, narrada en primera persona por Mukunda.  Las dos primeras partes son solo una preparación.
   En resumen, dos propuestas interesantes, de buena literatura: una, del nobel chino, más documental; otra, de la india Anuradha Roy, más personal, íntima e incluso romántica.