lunes, 19 de agosto de 2013

Hannah Arendt

Título: Hannah Arendt
Título original: Hannah Arendt
Año: 2012
Duración: 113 minutos
País: Alemania
Género: Biografía, Drama
Director: Margarethe von Trotta
Actriz protagonista: Barbara Sukowa
 
   Esta película alemana, de género histórico, nos cuenta parte de la peripecia vital de la filósofa alemana de origen judío Hannah Arendt, discípula de Martín Heidegger.  En concreto, se centra en el juicio contra el criminal de guerra nazi Adolf Eichmann, celebrado en Jerusalén en 1961, al que ella asistió como corresponsal del periódico norteamericano The New Yorker.  El resultado de ese trabajo fue la publicación de unos reportajes en ese medio de comunicación y luego un libro titulado Informe sobre la banalización del mal.
   Se trata de una recreación estéticamente muy cuidada, con muy buenas caracterizaciones de los personajes y una atmósfera  muy personal.  Deliberadamente lenta, se explaya en primeros planos de los actores y capta muy bien su expresividad.  Mediante la técnica del flash-back narra hechos de la vida pasada de la protagonista y permite ver el paso del tiempo en su cara, gracias, como se ha dicho, a un gran cuidado en su caracterización, así como también deja ver su mundo interior, los hechos de su pasado que ella selecciona, pese a que algunos personajes destaquen su aparente frialdad y arrogancia.
   La directora le da a la película una impronta de reflexión filosófica que se impone a los hechos escuetos y crea con ello en el espectador una reflexión acerca de la condición humana que va mucho más allá de la obvia condena del holocausto sufrido por los judíos.  La comunidad hebrea estadounidense pretendía que Hannah hiciese un reportaje sobre el proceso contra Eichmann donde quedase claro que este era un monstruo.  Sin embargo, sus conclusiones fueron que  no era más que un burócrata que había asumido la ideología nazi y la hacía cumplir como un deber, sin que hubiera en ello nada personal.  Es decir, que su maldad era banal: no nacía de su decisión personal, sino de una jerarquía de mando.  En este sentido, la película reflexiona sobre cómo algunos seres humanos dejan de tener esa condición pues renuncian a lo que define al hombre: su capacidad de decidir.  Estas conclusiones sientan mal a la comunidad judía, tanto en USA como en Israel, pues esta entiende que ella está justificando al criminal, poniéndose de su parte, por haberlo despojado de su cualidad de humano convertido en monstruo.
   La película plantea también otras cuestiones, como las supuestas responsabilidades de los líderes judíos en la muerte de tantos compatriotas, pero hay un detalle, quizá menor en cuanto a su importancia en la historia, pero que a mí me ha llamado la atención y que tiene una enorme importancia en la teoría de las ideas políticas: cuando Hannah vuelve a Jerusalén, después de publicado su informe, para visitar a un amigo moribundo, este la acusa de haber traicionado al pueblo judío, el suyo y ella le contesta que no pertenece a ningún pueblo, que el único pueblo son sus amigos.  Esto es, destaca su individualidad y los sentimientos concretos por encima de la idea abstracta de comunidad, pueblo o nación.
   En definitiva, es una película para pensar, para reflexionar despacio; no es un documental histórico.  Pretende y consigue elevarse por encima de tópicos y obviedades y proporcionar un instrumento de análisis de la realidad.  No es un divertimento, reclama atención del espectador y confía en que él no llegue a las mismas conclusiones con respecto a la protagonista a las que llegan bastantes de los otros personajes.
 

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