domingo, 16 de agosto de 2020

Juan persigue a Juan: la búsqueda de un imposible

 Título: Ni siquiera los muertos

Autor: Juan Gómez Bárcena

Editorial: Sexto Piso

Año: 2020

Es esta una novela histórica con una contundencia y densidad que recuerdan a El hereje, de Miguel Delibes.  Su carácter histórico, esto es, de reconstrucción de época a través de un relato de ficción, y la herejía son dos elementos comunes.  A partir de ahí, el planteamiento narrativo es diferente: Delibes se centra en la España del siglo XVI y escoge un final apoteósico.  Gómez Bárcena es más ambicioso: nos propone un viaje de varios siglos y el final que adopta, sin que vayamos a desvelarlo, está mucho menos marcado.  También hay que advertir algo original de esta obra: aunque comience en una aldea cerca del México muy poco posterior a la conquista y termine en el actual estado de Nuevo México, en USA, en tiempos de Trump, es decir, ahora mismo, no se trata de una saga familiar o algo por el estilo, sino que el protagonista es el mismo, Juan de Toñanes, antiguo soldado de Cortés que cuando comienza la historia vive con su mujer india en una taberna perdida y ruinosa.  Así que estamos ante una especie de viaje en el tiempo, que al principio el lector apenas nota, pero pronto comienza a percibir cosas raras (la peste, el doctor joven y repentinamente viejo, el cochero niño y luego también viejo, ciertas discordancias lingüísticas en el uso de los pronombres, la propia realidad descrita).

   El lector, pues, debe asumir el pacto de la verosimilitud y aceptar el carácter intemporal del personaje, al que, al principio, enviados del virrey le encargan una misión: capturar a un indio también llamado Juan, que de perfecto cristiano ha devenido peligroso hereje y agitador de masas.  La novela, entonces, nos cuenta el viaje del primer Juan en pos del segundo, un viaje siempre al norte y donde lo vemos transitar por los primeros tiempos de la colonia, por el Siglo de las Luces, por la revolución mexicana, por los crímenes de Ciudad Juárez y las migraciones a bordo de la Bestia, hasta abordar la situación actual de los inmigrantes hispanos en USA y, retrospectivamente, la evocación del horror atómico.  En cada momento histórico el discurso del indio Juan toma diferentes formas y encarna maneras distintas de ser revolucionario: al principio, es una especie de sacerdote o apóstol de una teología de la liberación avant la letre y es también una especie de líder sindical y luego revolucionario, pero también, en otras ocasiones, puede ser un potentado o un chulo de trata de blancas.

   La obra trasciende el momento y se convierte en una suerte de fábula o alegoría acerca de la búsqueda de la utopía, del progreso y también de la imposibilidad de conseguirlo.  De paso, se ponen en cuestión de modo crítico los aspectos característicos de cada época.  Es una novela sólida, seria, atendible y pertinente, en las antípodas de lo banal o del mero pasatiempo, algo que se deberá tener en cuenta antes de empezar su lectura.  Como estudioso de las crónicas de Indias, me ha sorprendido el rigor de las fuentes utilizadas para contar ese período y la habilidad y soltura con que se manejan.  Si hay que ponerle algún defecto, además de algún error menor en la coherencia de algún personaje secundario al principio y algún fallo gramatical (*andara), a mí me han resultado algo pesadas ciertas reiteraciones y repeticiones de frases (que intentan darle a la prosa un cierto ritmo poético) y también creo que los monólogos que exponen las ideas del indio Juan son demasiado largos.  Pero son minucias: se trata de una gran novela, con un trabajo técnico, estilístico y documental enorme.


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